Ayer pensé convertirme en político

Me voy a hacer dirigente. Sí. Sólo para traer conceptos innovadores al lenguaje político. Voy a hablar de cosas bastante raras que nadie lograría descifrar. Hablaré de acopio de minerales con plomo en Arica, acopios de boro más al sur, contaminación de aguas con Arsénico en varias comunas, basurales colindantes a poblaciones, plantas de tratamiento de aguas servidas en mal funcionamiento, intento de destruir glaciares en la 3ª y 4ª región, agotamiento por sobreexplotación de napas subterráneas en todo el norte de Chile, lagos y fiordos contaminados por las salmoneras en el sur, bosques arrasados, matanza de cisnes, destrucción del valle del Itata, tentativa de construir una inmensa represa hidroeléctrica en la Patagonia y otras frases que sinceramente me da miedo escribir.
No sé si son mis sueños o de verdad a veces creo ver más allá de lo real. Podría hablar de cosas más extrañas aún como juntas vecinales, agrupaciones sindicales y de que los ciudadanos deberían tener mayor participación en las decisiones comunales. Mis discursos abordarían también la interacción entre autoridades y ciudadanos. Además, tendría el descaro de agregar que los liceos públicos necesitan una reforma urgente en sus administraciones porque el hacinamiento de alumnos dentro de las salas es insostenible, los programas de estudios son un desastre y no existe coherencia entre las reformas y lo que sucede dentro de las aulas. ¡Cuándo se ha visto eso!
¿Vieron? Les dije que a veces tengo la capacidad de ver por sobre la verdad tangible. Hablaría por cierto de la salud. Diría que es prioridad y que definitivamente el gobierno no ha sabido manejar el desarrollo tecnológico en los hospitales de forma equitativa. Utilizaría la palabra prioridad para referirme a la salud. Porque la salud es lo primero ¿no? Insistiría en que las personas comunas y corrientes debieran organizarse para crear espacios de discusión y cooperación social. Personas como tú y como yo haciendo deporte, en talleres de manualidades, en centros folklóricos, en clubes de rayuela etc. No puede ser… Seguramente en la puerta de mi cuarto cada noche cuelga un cartel que dice: ‘‘no molestar poeta trabajando’’, y yo no me he dado cuenta.
Todavía no decido la fecha de investidura de mi nueva vocación, por el momento seguiré vagando por las calles con mi capuchón y mis audífonos buscando un lugar de esparcimiento nocturno. O diurno.

Drunkard